Blog, PADRINOS
Adelante
Namasté queridos amigos,
Hoy me gustaría contaros una pequeña historia, allá va:
«Tras una larga guerra, dos de sus víctimas acabaron en una silla de ruedas. Una de ella no paraba de quejarse maldiciendo a Dios y a su país: ¿por qué yo? – se decía – ¿por qué tenía que pasarme a mí?. El otro sin embargo, rumiaba para sus adentros: – Ésto de estar es una silla de ruedas es una maravilla ¡me encuentro a la altura de los ojos de mis hijos!»
Os he contado este brevísimo cuento porque a nuestros niños, a pesar de donde vienen (sus orígenes han sido durísimos, en las chabolas o la calle) nunca les escucho quejarse o preguntarse refunfuñados ¿por qué yo?? Sí que hacen comentarios del tipo «ningún niño debería pasar por donde he pasado yo……todos los seres se merecen un plato de comida al día y un techo……maltratar a otra persona es un crimen…..nadie debería robar la infancia a los mas inocentes, etc», PERO, son pensamientos generales y nunca referidos a ellos mismos. Ésto me llama mucho la atención, porque si yo hubiera pasado por una experiencia tan traumática como la mayoría de ellos, vamos, creo que me pasaría el resto de la vida quejándome. Los angelitos en cambio no lo hacen, están agradecidos y aprovechan la oportunidad que la vida les brinda. Y yo, aprovecho la oportunidad de deciros bien alto: ¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS POR APOYAR A LOS NIÑOS DE CHILDSRIGHTS!! Ya lo he hecho muchas veces, no me canso de repetirlo: sin vosotros Childsrights no podría mover nada de nada ¡sólo soñar!
Gracias por hacer posible esta realidad,
Christiane
Comments are closed