Nuestra Pinki

Hola a todos,

Este mes me gustaría dedicárselo a nuestra querida Pinki, en alguna ocasión os he hablado de ella.

Pinki pasó 8 años de su vida sobreviviendo en las calles de Jaipur: maltratada, mendigando, comiendo de la basura y sin ni siquiera tener una manta para taparse por la noche; unas condiciones muy, muy duras. Cuando cumplió los ocho, Childsrights le dio cobijo, comida, ropa, educación y sobre todo mucho amor. Siempre fue una niña con muchísima fuerza, si no, no hubiera sobrevivido. Tiene un corazón enorme y es cariñosa, alegre y muy agradecida.

Un día, igual tenía 10 años, se enteró de que Childsrights pagaba un alquiler para que ellos pudieran vivir en el orfanato. Escandalizada me preguntó: «¿entonces, nuestras madrinas y padrinos además de financiar la comida y la escuela tienen que pagar un alquiler?» Le respondí que sí, que nadie nos dejaba una casa gratis. Se quedó pensativa y por la tarde la observé sentada en un rincón hojeando un periódico. Estaba muy seria así que le pregunté qué le pasaba y me dijo: «escucha, a las 2 del mediodía vuelvo del colegio. Como, hago mis deberes y sobre las 5 ya habré acabado. Aún me queda toda la tarde para buscarme un trabajo y así poder pagar yo el alquiler».

¡Ay, Dios mío!, así es Pinki. Ha estudiado derecho y ahora mismo está terminando un máster. Al mismo tiempo trabaja en una cafetería de la conocida cadena «Starbucks». Empezó de camarera y tras un año ha ascendido a jefa del equipo. Le encanta trabajar allí y además tiene un buen horario. Gana un sueldo que no está mal y ya no recibe ayuda económica de Childsrights aunque emocionalmente continuemos muy unidos. Starbucks además tiene un departamento de abogados en el que ojálá Pinki pueda meter cabeza. Pinki es un ejemplo de personita que ha cumplido con todas la metas de nuestra ONG «crear un futuro digno para los niños y niñas desfavorecidos», y me siento muy feliz con cada logro que consigue.  Todos los niños no lo consiguen son diferentes y alguno no sabe aprovechar del todo la oportunidad que la vida le brinda, pero rezamos para que la mayoría llegue a tener una buena vida.

Namasté,

Christiane